El viaje comienza en la Terminal 1 de Barajas, desde donde un avión de Ryanair nos lleva al aeropuerto de Mánchester. Tras media hora de malentendidos con una empleada poco amable de Budget, recogemos el coche con el que trataremos de alcanzar el norte de Gran Bretaña, un Ford focus de cambio manual.
Sin ningún preámbulo y casi de forma inmediata, para
sorpresa de alguno, B se adapta bien a la extraña ubicación del
volante y palanca de cambio, por lo que decidimos partir sin perder más tiempo hacia uno de los
templos paganos de Inglaterra, el Teatro de los Sueños, el estadio del
Mánchester United.
Old Trafford está ubicado en un cuidado barrio residencial, emergiendo de sopetón su enorme estructura entre calles sin salida y las casas bajas de los alrededores. En la plaza que da acceso a la fachada principal, destacan la escultura en honor a la United Trinity y las grandes fotos de jugadores históricos del equipo.
Ya en el casco histórico de la que fue una de las capitales mundiales en la era industrial, aparcamos el coche en frente de la estación de ferrocarril más antigua del mundo, la Liverpool Road Station, para recorrer a pie la zona. Visitamos Lincoln Square, Bridgewater Hall, el edificio Urbis, la biblioteca John Rylands, el Ayuntamiento, etc…
Anocheciendo, encontramos la zona de ocio en Exchange square, donde la cerveza corre sin control, eso sí, sin salirse de un espacio perfectamente delimitado para ello. Distinto contexto, más caótico y menos anglosajón, percibimos en Canal Street, otra de las principales calles de vida nocturna que recorre uno de los tres canales, atestada de gente y con mucho ambiente al celebrarse la semana “Pride Manchester”.
Después de hacer un alto en uno de los Pubs de la ciudad, pasamos por The Quays, el antiguo muelle de carga, ahora reconvertido en una de las zonas más exclusivas de la ciudad, pero sin la vidilla que pudimos ver en las calles más céntricas.
Agotados después de varias horas caminando, nos
dirigimos hacia el hotel con la sensación de haber pasado el día en una gran ciudad
inquieta y dinámica (más cercana a Barcelona que a Madrid), y solo nos queda
lamentarnos de habernos quedado sin tiempo para recorrer algunos de los rincones
míticos de una ciudad íntimamente ligada
a la Música (con mayúsculas). Detalles en tiendas y pubs nos recuerdan que nos
encontramos en el escenario natural de artistas tan importantes como The
Smiths, Simply Red, Chemical Brothers, Stone Roses, New order, Oasis, y sobre
todo, Joy Division y el mítico club donde actuaron muchos de los anteriormente
citados: The Haçienda.
Muy interesante, tomo nota.
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