HACIA LAS HIGHLANDS --- Durham


Llegamos a esta bonita villa Patrimonio de la Humanidad, con más de mil años de historia y que alberga la universidad más antigua de Inglaterra, sólo por detrás de las archiconocidas  Oxford y Cambridge, además de una conocida catedral y un castillo.






Aparcamos el coche en la afueras de la ciudad, ya que el tráfico está muy limitado en el centro, con calles muy estrechas, la mayoría de ellas peatonales. Al fondo ya podíamos distinguir el casco histórico  y los impresionantes  muros de piedra del castillo. Como la lluvia continuaba sin darnos un respiro, nos enfundamos en plástico y nos dispusimos a patear el nuevo destino.




Tras cruzar el río Wear, con una exuberante vegetación en ambas orillas, se sube por varias calles repletas de pequeños comercios hasta llegar a la plaza central, de forma elíptica, formada por casas medievales, Iglesia y una estatua ecuestre, todo ello construido con la piedra del lugar, de un tono amarillento muy parecido a la utilizada en Salamanca.









Subiendo las calles empedradas y guiándonos por los carteles,  nos encontramos con una enorme explanada de césped  en el punto más alto de la ciudad. Desde allí, asomándonos a los laterales,  se domina casi todo el margen del río y los alrededores de la ciudad. El castillo no estaba abierto al público, ya que se celebraba un evento privado, por lo que fue imposible pasar más allá de un gran muro que impedía ver el exterior, pero al girar sobre nuestros pasos, en el otro extremo, se alza la magnífica Catedral de Durham, del siglo XI, junto a un cementerio con antiguas cruces celtas.






El exterior no es más impresionante que las catedrales de nuestro país, pero una vez que cruzamos la enorme puerta de entrada con su aldabón gigante, te das cuenta de que no habías estado antes en un edificio así. Los obispos de este condado eran considerados Obispos-Príncipes, con facultades para dictar leyes y ejecutarlas, y esto se reflejaba en los grandes estandartes, escudos y pinturas del interior.  Ha sido escenario de varias películas, como Harry Potter.

Nada más entrar, tuvimos la suerte de disfrutar los últimos minutos de un concierto de órgano, con los asistentes sentados en la sillería de madera del coro. El sonido nos dejó con la boca abierta.

En el crucero de la nave, nos paramos un buen rato ante una compañía de danza que estaba ensayando para dar una función esa misma noche. A diferencia de las iglesias católicas, en las anglicanas y protestantes hay vida más allá de la misa diaria: suelen hacer eventos laicos, musicales o sociales, que atraen a mucho público, de todas las edades. Igualico que aquí….

La parte más antigua, llamada “capilla de los nueve altares”, nos recordó mucho a la capilla principal de Fountains Abbey, de hecho era una copia casi exacta, y nos hicimos la idea de lo grandes que fueron esas ruinas. Lástima que no se permitían tomar fotos en el interior.




El cielo se va oscureciendo y aún nos quedan muchas millas hasta nuestra próxima parada, Dumfermline,  para hacer noche. Partimos ya hacia  tierras escocesas.







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